Un nuevo articulo llega hasta nosotros, de la pluma de Carlos Feuerriegel, nuestro colaborar desde el Valle de Ayora y un amigo de nuestro pueblo y de nuestro monte. Aquí os dejo el articulo, merece una reflexión por parte de todos.
Se dejan ver
frecuentemente en los meses de verano. Muchas de ellas acaban siendo
atropelladas en las carreteras. Pero esta era singular. Por su tamaño; varios
cientos de metros y por su colorido; toda la gama de tonalidades del arco iris.
También lo era por su ubicación. En
lugar de huir de la menor presencia humana, se desplazaba lentamente por la
calle que atraviesa Enguera de un lado a otro.
La pude contemplar hacia las nueve de la mañana de un día laborable del
mes de mayo.